Napoleón, la película de Stanley Kubrick que nunca se rodó

Napoleón, la película de Stanley Kubrick que nunca se rodó

Publicado por: Abril Alcaraz
Fecha de publicación: febrero 17, 2021

A lo largo de la historia del cine han sido muchos los directores que han querido llevar a la gran pantalla sucesos reales, historias de grandes figuras de su tiempo o de siglos anteriores, para reflejar su grandeza y cómo han marcado nuestro presente. Desde las películas bélicas después de la Segunda Guerra Mundial hasta los famosos biopics, que parecen estar más de moda que nunca en este nuevo siglo pero que se llevan haciendo desde hace décadas, biografías cinematográficas que en muchos casos se toman grandes licencias en pos de crear un producto audiovisual atractivo. Y es que no debe resultar sencillo resumir la vida de una persona en tan solo dos o tres horas de película, y mucho menos si esa persona ha hecho cosas muy interesantes en su vida.

Grandes figuras históricas han sido retratadas en el séptimo arte, pero hay una que parece tener sobre sí una maldición, ya que los proyectos que se comienzan sobre él no acaban teniendo mucho éxito. Napoleón Bonaparte, el general y emperador que llevó a Francia a sus cotas más gloriosas a principios del siglo XIX, ha sido llevado a la gran pantalla en numerosas películas, pero curiosamente, el proyecto más popular que se recuerda sobre su figura ni siquiera llegó a culminarse. Hablamos de Napoleón, la pel-icula que el genial Stanely Kubrick trató de rodar durante décadas, fracasando en su intento. Este biopic era la gran obsesión del director norteamericano, que estaba fascinado por el personaje de Bonaparte, pero a pesar de sus esfuerzos no logró sacarse esa espina, que ahora parece querer resarcir la plataforma HBO, trabajando sobre el guión que Kubrick ya tenía terminado a finales de los años 60.

Stanley Kubrick, uno de los grandes directores de nuestros tiempos

Pocos directores de cine han logrado ser tan influyentes y mostrar tanta calidad en cada escena, en cada película, como Stanley Kubrick. Siempre que se habla de él sale a colación la palabra “genio”, pero es que es complicado no utilizarla cuando estamos hablando de un hombre capaz de rodar películas como El Resplandor, 2001: Una Odisea en el Espacio, La Naranja Metálica, Barry Lyndon o Senderos de Gloria, tan diferentes entre sí, pero siempre con una calidad absoluta. Obsesivo con los rodajes, se dice que llegaba a sacar lo mejor y lo peor de los actores, pero el resultado era inmejorable. Sus películas son recordadas hoy día como auténticos clásicos, y muchas de ella han sido indispensables para entender el cine actual, influyendo en directores posteriores en casi todos los géneros.

¿Por qué una película sobre ‘Napoleón’?

La figura de Napoleón Bonaparte siempre ha sido vista como la de un luchador épico con una vida íntima muy intensa. Si bien la visión es correcta, los americanos, ausentes de emperadores de este tipo, se han quedado fascinados por el pequeño general francés. Y Kubrick no iba a ser menos. Estaba completamente embelesado por la historia de Napoleón y pensaba, no sin cierta razón, que todavía no se había hecho la película definitiva sobre su vida. Si bien había algunas producciones interesantes, como la del año 1927, todavía en cine mudo, Kubrick quería ir, como siempre,  mucho más allá, y reflejar la épica y la intimidad, la gloria y el fracaso de una figura que marcó sin duda la historia de Europa.

Lo cierto es que una figura así en manos de Kubrick habría dado a luz un proyecto absolutamente brutal, y es que el director siempre quería hacer la película definitiva sobre cualquier tema o género, la que marcase un punto de inflexión. Para ello, y tras triunfar con su anterior película 2001, Kubrick llegó a un acuerdo con Metro Goldwin Meyer, que pagó su guión sobre Napoleón y los sueldos de los numerosos asistentes que el director necesitaría para lanzar el proyecto. Fueron meses de intenso trabajo de documentación, charlas con expertos y lecturas de numerosas biografías, para saberlo absolutamente todo sobre el general francés y poder hacer, como era habitual en él, la película definitiva sobre Napoleón. Pero algo falló.

Prometía ser uno de los grandes proyectos del director

Con el guión terminado, después de más de un año de elaboración, Kubrick incluso tenía ya a su equipo trabajando en algunas labores de preproducción, como la búsqueda de las mejores localizaciones o del propio vestuario. La compulsión por el orden del director le hacía tener numerosos y voluminosos archivos con todas las pruebas realizadas, con tarjetas mecanografiadas sobre los eventos más importantes de la vida de Bonaparte, innumerables páginas con apuntes sobre las escenas… Todo apuntaba a que sería uno de los proyectos más grandes jamás creados y que elevaría aún más si cabe la figura de Kubrick como director eterno. Sin embargo, cuando el realizador entregó su guión a la MGM, estos no quedaron muy satisfechos.

Las cosas habían cambiado en la productora. Su director y máximo responsable ya no era el hombre de cine con el que Kubrick había acordado hacer la película, sino otro tipo llegado desde la industria de los cereales, que no entendía mucho de proyectos, pero sí de cifras. Y las del descomunal biopic de Kubrick se salían por completo de lo que estaba previsto. Para hacer una película grande necesitas un gran presupuesto, obviamente. Sin embargo, la productora no estaba tan segura de que aquella película fuera a triunfar. Ya no se hacían tantas producciones de época, y el estreno de Waterloo poco después, todo un fracaso en taquilla, parecía ensombrecer la aparición de Napoleón en pantalla, por lo que el proyecto quedó en suspenso, y a pesar de los esfuerzos de Kubrick por retomarlo, jamás se terminaría.

La obra de Alison Castle que estudia el proyecto de ‘Napoleon’

Por desgracia, el director fallecía en 1999, justo después de rodar su última película, Eyes Wide Shut, pero sin poder terminar su ansiado proyecto sobre Napoleón. Años más tarde, la editorial Taschen publicó un inmenso libro con más de mil páginas sobre el proyecto fallido, coordinado por Alison Castle, que se encargó de recuperar todas las notas de producción, entrevistar a los ayudantes y al equipo, e incluso trasladar la entrevista que Kubrick le hizo al experto Frank Marshall sobre la figura de Bonaparte. Un libro que se ha convertido en el mejor testimonio posible de un proyecto que, como se dice en su título, seguramente podría considerarse como la mayor película que jamás se rodó.